· Setas de Siecha
Clasificación de los Hongos: El Mapa del Árbol Genealógico
No te pierdas en los nombres latinos. Entiende la lógica simple detrás de la taxonomía: ¿Esporas en sacos o en garrotes? Basidiomycota vs Ascomycota explicados.
La taxonomía, el arte de clasificar la vida, puede parecer árida y llena de latín incomprensible. Sin embargo, en el mundo de los hongos, la clasificación cuenta una historia fascinante sobre la evolución de la reproducción. A diferencia de las plantas, que se clasifican por flores o semillas, los hongos se dividen principalmente por cómo lanzan sus hijos (esporas) al mundo.
Aunque existen siete filos reconocidos actualmente, la inmensa mayoría de los hongos que encuentras en el bosque (o en tu pizza) pertenecen a dos grandes familias hermanas que juntas forman el subreino Dikarya: los Basidiomycota y los Ascomycota. Entender la diferencia entre ellos es el primer paso para dejar de ser un aficionado y convertirse un micólogo amateur.
1. Basidiomycota: Los “Garrotes” (El Hongo Clásico)
Cuando dibujas un hongo, probablemente dibujas un Basidiomiceto. Este filo incluye a las setas con sombrero y tallo, los champiñones, las orellanas y los hongos de estantería que crecen en los árboles.
La clave de su nombre está en el microscopio. Sus esporas se producen externamente en una estructura llamada basidio, que parece un pequeño bate de béisbol o garrote (del griego basis, pedestal). Típicamente, cada basidio sostiene cuatro esporas en sus puntas, listas para ser disparadas activamente mediante un mecanismo de tensión de agua impresionante llamado “gota de Buller”.
Ejemplos famosos:
- Agaricus bisporus (Champiñón, Portobello)
- Pleurotus ostreatus (Orellana)
- Amanita muscaria (El hongo de Mario Bros)
- Psilocybe cubensis
2. Ascomycota: Los “Sacos” (Disparadores de Precisión)
Este es el filo más grande y diverso del reino, abarcando desde las trufas gourmet hasta el moho negro de tu baño y las levaduras que fermentan tu cerveza.
A diferencia de sus primos, los Ascomicetos no exhiben sus esporas al aire libre. Las cultivan internamente dentro de una célula alargada en forma de saco o vaina llamada asca (del griego askos, saco). Cuando las condiciones son correctas, el asca funciona como un cañón hidráulico a presión, disparando las esporas con una fuerza explosiva para dispersarlas en el viento. Típicamente, cada asca contiene ocho esporas alineadas como guisantes en una vaina.
Ejemplos famosos:
- Saccharomyces cerevisiae (Levadura de pan/cerveza)
- Tuber melanosporum (Trufa negra)
- Cordyceps militaris (El hongo zombie)
- Penicillium (Fuente de la penicilina)
3. Los Ancestros: Zygomycota y Chytridiomycota
Si viajamos más atrás en el tiempo evolutivo, encontramos grupos más primitivos pero igualmente vitales.
Zygomycota: Son los mohos “rápidos”. El ejemplo clásico es el Rhizopus, ese moho peludo y gris que conquista tus fresas o tu pan olvidado en cuestión de días. Su reproducción sexual forma una estructura resistente llamada zigospora, capaz de sobrevivir años en condiciones adversas esperando el momento de despertar.
Chytridiomycota (Quítridos): Son los únicos hongos verdaderos que conservan un rasgo de sus ancestros acuáticos: esporas nadadoras (zoosporas) con flagelos (colitas) que les permiten moverse en el agua. Aunque microscópicos, han cobrado fama mundial por una razón trágica: el hongo Batrachochytrium dendrobatidis es responsable de la extinción masiva de anfibios en todo el planeta.
¿Por qué importa esto?
Clasificar no es solo poner etiquetas. Saber si un hongo es Basidio o Asco dicta todo sobre su cultivo y búsqueda. Si buscas trufas (Ascomycota), buscas bajo tierra cerca de raíces específicas. Si cultivas champiñones (Basidiomycota), necesitas compostar y estimular la fructificación con cambios de temperatura. La taxonomía es, en última instancia, el manual de instrucciones que la evolución ha escrito para cada especie.
